En el interior del Autódromo de Terramar, a varios metros de la masía de Can Sidós, se encuentra el edificio Champions, una estructura que, a lo largo de su historia, ha sido víctima de diversas leyendas populares.
A pesar de que la cultura popular haya contribuido a lo largo de los últimos años a hacernos creer que la histórica marca norteamericana Champion tuvo una fàbrica de pistones en el Autódromo de Terramar, lo cierto es que esta leyenda popular no es correcta. De lo que no cabe duda es de que el nomenclátor del edificio Champions en el Autódromo tiene una razón de ser. Para descubrirla debemos viajar hasta principios de los años 1930, al poco tiempo de que el célebre conde Edgar Von Morawitz adquiriera el Autódormo de Terramar. El aristócrata y militar austríaco, gran aficionado al automovilismo, fundó en su interior la razón social Construcciones Mecánicas Campeón, dedicada a la fabricación de piezas de repuesto y accesorios para automóviles. Con el paso de los años, en lugar de “Campeón”, la gente empezó a llamarlo “Champion”, hasta el punto de que el anglicanismo pasó a sustituir al término original. Por tanto, desmintiendo el mito, el espacio jamás llegó a acoger una fábrica de la marca estadounidense Champion.
Durante los años en que la compañía estuvo activa, bajo la tutela de Von Morawitz, ésta colaboró en la fabricación del Nacional Sitges, un vehículo de 4 cilindros, de 64×96, con válvulas en la culata, de carrera alargada y una potencia de 9 CV, fabricado en el mismo Sitges. Con el estallido de la Guerra Civil, en 1936, la marca pasó a llamarse Popular Sitges y se dedicó, principalmente, a la fabricación de automóviles de uso militar. Un año después, la marca cesó su actividad por completo, y así lo hizo Construcciones Mecánicas Campeón.