El Autòdrom de Terramar tiene dos edificios de interés y valor patrimonial que son anteriores a la construcción del circuito: la masía del Clot dels Frares y Can Sidós. Ambos están previstos que se restauren y se recupere su uso con la reapertura de las instalaciones, manteniendo sus características históricas y artísticas.
El Clot dels Frares es una masía que tiene su origen, según diversos documentos, en los siglos XV y XVI, a pesar que existen referencias anteriores de la torre adjunta. Durante un largo periodo de tiempo fue un espacio de reposo para los frailes de la Compañía de Jesús, en pleno campo y junto al mar.
En 1922, la adquirió el industrial Francesc Armengol, promotor de la ciudad – jardín de Terramar y del Autòdrom, y la masía quedó integrada en el recinto del circuito. De hecho, la recta final de la pista pasa justo delante de las escaleras de acceso a la casa. El edificio conserva la mayoría de sus elementos renacentistas, si bien su largo abandono ha afectado parte de su estructura interior. Con el proyecto de reapertura del Autòdrom, este edificio podrá ser restaurado.
Otro de los valores del Clot dels Frares es que sirvió como paisaje central o de fondo de diversas obras del artista novecentista Joaquim Sunyer (Sitges, 1874 – 1956). Pinturas como Tres nus al bosc, Clariana, El Clot dels Frares o Paisatge de Sitges enmarcan este conjunto arquitectónico como referencia plástica para expresar el tono mediterráneo que caracteriza a su obra. Estas piezas de Sunyer aportaron proyección a un espacio rural poco antes que se convirtiese en element central del Autòdrom, a partir de su inauguración, en 1923.