Al lado del anillo del Autòdrom, en la zona del bosque de Can Baró y cerca de la masía con el mismo nombre, yacían enterrados restos de los muros de una villa romana descubierta ya en los años sesenta. Después de más de 50 años de abandono, en el marco del proyecto de recuperación del espacio y en colaboración con el Departament de Cultura i la Direcció General de Patrimoni Cultural de la Generalitat, se han empezado los trabajos de excavación arqueológica para restaurar estas ruinas, cuya existencia se remonta a los siglos I y II d.C.
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En este vídeo, el arquéologo que dirige la excavación en marcha, Juan García Targa, nos explica en qué consisten los trabajos de recuperación de los restos hallados:
¿Hay otros yacimientos relacionados en la zona?
La ubicación exacta de los restos de esta villa es Can Baró de la Cabreta, en el municipio de Sant Pere de Ribes. Allí se encuentran los muros que delimitan lo que fueron espacios domésticos y de uso agrícola para almacenamiento de excedentes. En palabras del arquéologo al frente del proyecto, este yacimiento “estaría posiblemente vinculado con la villa romana del Vinyet, que excavamos hace unos años también en Sant Pere de Ribes, y otros lugares como El garrofer de la Cisterna, el espacio de Sant Pau, en los que también se han encontrado dependencias relacionadas con la explotación del vino, o en El bosquet, cuando se hizo la prolongación de la C-32 hace unos años”. Es un tipo de yacimiento bastante frecuente y que no es extraño encontrar cuando se inicia un proyecto urbanístico.
Algunos restos de cerámica nos hablan del tiempo en que se habitó
Además de los muros de piedra cimentados directamente sobre la roca natural, se han hallado restos de cerámica de época romana, concretamente de los siglos I y II a.C., que son los que permiten tener una orientación sobre en qué tiempo se habitó esta villa.
“Hay fragmentos que proceden del sur de Francia, fragmentos que son locales, de producción de ánforas locales y hay materiales constructivos como tejas. Posiblemente alguno de estos espacios estaría cubierto de tejas”, explica García Targa. “También hemos encontrado algunos restos de huesos y de conchas, que serían parte de la dieta alimenticia de los habitantes de la villa en Can Baró”.
Se prevé que los trabajos de excavación finalicen el mes de diciembre. Posteriormente se procederá a su restauración.